Nos tiramos hablando horas y horas… creo que desde la una de la noche hasta las siete de la mañana no hicimos otra cosa más que hablar y reir sin parar tiradas en el colchón hinchable.
Fue sin duda una noche inolvidable, y fue de esas en que más unidas estuvimos. Hablamos de amistad, de amor, de futuro, de trabajo, de profesores, de canciones antiguas, de música y de experiencias personales.. hasta que no pudimos más y casi cuando empezaba a amanecer nos dormimos.
Y todo fue genial. Sé que no siempre vamos a estar así de unidas.. Sí, podremos enfadarnos, chillarnos, cagarla una y mil veces, podríamos dejar de querer pasar tiempo juntas, podríamos insultarnos hasta lo inimaginable, hacer que cayésemos una y otra vez, convertirnos en las peores amigas que se hayan visto nunca… sí, podríamos hacer todo eso aunque ahora mismo nos parezca imposible, inalcanzable… pero nunca, nunca jamás, podríamos olvidarnos. Sería completamente imposible borrar de nuestra memoria cada uno de los momentos juntas… al fin y al cabo, no con cualquiera creces y pasas diez años de tu vida. Mientras tanto, seguiremos siendo cinco chicas que cantan a dos de ellas el cumpleaños feliz a las once de la mañana en pijama con unos pelos de locas y dispuestas a desayunarnos una enorme tarta de chocolate.